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La historia del pan

No existe ninguna leyenda que nos informe de cuándo empezó el hombre a introducir el pan, pero sí sabemos que el cultivo prehistórico de cereales se desarrolló principalmente desde el Paleolítico hasta el Neolítico.

Parece ser que el primer cereal que se convirtió en pan fue la cebada; otros cereales descubiertos fueron el mijo, el centeno y la avena.

En cualquier caso, es el trigo el cereal destinado a tener más éxito, gracias a su extraordinaria aptitud para la panificación.

El descubrimiento del pan tuvo lugar cuando el hombre, con el descubrimiento del fuego, aprendió a tostar los granos y a cocer la mezcla de harina y agua sobre una piedra caliente cubierta con una cazuela de barro.

Éste fue el primer horno rudimentario.

El siguiente paso fue un horno con dos estantes: uno para la masa y otro para el hogar, pero lo más revolucionario ocurrió cuando el hombre descubrió la levadura y utilizó el proceso de fermentación.

Durante el periodo helénico, el arte de hacer pan progresó notablemente: los griegos eran tan expertos que llegaron a hornear hasta 72 tipos de pan.

Los romanos conocieron el pan cuando conquistaron a los griegos. Tras sustituir las antiguas muelas por molinos de acero, crearon harinas refinadas elaboradas con la parte central del grano.

El resultado final fue el abandono del pan negro en favor del pan blanco.